La nueva normalidad de China aterriza en Chile

«Nuestras vidas no volverán a la antigua normalidad por mucho tiempo», dijo Piñera, agregando además que «Nos estamos preparando, al igual que muchos otros países, para esta ‘Nueva Normalidad’, en que deberemos vivir con el Coronavirus entre nosotros, por un período que estimamos en hasta dos años».

El concepto “nueva normalidad” que el Presidente de Chile Sebastián Piñera utilizó para referirse a la situación que el país está atravesando, producto de las consecuencias de la pandemia, es un concepto que nace a partir de la crisis financiera 2007-2008 y las secuelas que produjo la crisis 2008-2012 para tratar de describir un “estado de ánimo” determinado (incierto, y algo desfavorable) respecto del ambiente del mundo financiero sin por eso dejar de ser una industria rentable. Sin embargo, esta expresión donde mas ha cobrado sentido y se ha utilizado como enfoque de política (policy) es en China.  Por lo mismo es donde debemos prestar atención, ya que el enfoque de política utilizado en China tiene otra connotación que se trata de utilizar en Chile y ya que está este concepto de moda, podamos sacar algunas lecciones.

En China, el Presidente Xi Jinping, introdujo el concepto “nueva normalidad” (China’s New Normal – 新常态) para referirse a la desaceleración – principalmente desde el año 2012- que el país ha experimentado, rondando el 7% de crecimiento, pero asumiendo desde el gobierno y las empresas la estabilidad que presentaría este crecimiento.

Pero, ¿Qué significa este crecimiento menor pero más estable? He aquí la importancia de este concepto. China por años creció aceleradamente al poner énfasis en la industria de exportación (“hecho en China”) que permitió vender barato insumos y bienes que ellos producían al abaratar en factores de producción, en este caso la fuerza laboral y la tierra, al generar incentivos a las empresas extranjeras – principalmente de países desarrollados como Estados Unidos – para localizar sus industrias e invertir en el país.

Hasta aquí todo bien. Sin embargo, con los años se dieron cuenta de que el crecimiento de la economía centrado exclusivamente en la producción industrial era insostenible, ya que el crecimiento y desarrollo de sus ciudades – política pública implementada por el mismo gobierno con el fin de crear verdaderos cluster urbanos altamente desarrollados- y los mercados internacionales ya copados o de difícil acceso producto de las tensiones con otras potencias extranjeras, además del desarrollo tecnológico en China – desarrollo de empresas como Huawei, por ejemplo – y el crecimiento de la clase media china -esta vez con mucho yuan en los bolsillos- provocó un giro en el modelo de crecimiento y también de desarrollo en China ahora centrado en el consumo sus clases medias. Es decir, la capacidad de compra que tuvieran sus ciudadanos. Pero no es el consumo centrado en el endeudamiento y el crédito. La tecnología jugará un factor importante ya que se espera que la inteligencia artifical, el desarrollo del 5g disminuya costos en trabajos que usualmente los chinos solían hacer. Lo que permitiría que la economía transitara a una centrada en la información y el conocimiento. Esto sin duda tendrá impactos tanto en el sistema político chino como en el sistema político occidental (que da para otra columna). Mientras tanto, recordemos que China es la quinta parte de la población mundial (1.400 millones de chinos y 7.000 millones en el mundo) y se espera que la clase media para el 2025 llegue a los 625 millones ¿una locura, verdad? Bueno, entre otras cosas eso explica mucho la resistencia que ha tenido la incorporación de China en la “economía mundial” a las “supply chain” y los conflictos políticos con las actuales potencias.

Esta es la nueva normalidad que China utiliza como enfoque de políticas públicas. Planificado por el gobierno y con objetivos determinados. Aunque esto tiene desafíos que, como señalé anteriormente, da para otro columna.

¿Qué observamos en Chile? Improvisación. Utilizar un concepto que tiene toda una fundamentación de política de crecimiento y desarrollo, para tratar de explicar y describir la situación precaria a la que debemos adaptarnos, y cómo debemos ahora vivir en sociedad, es francamente una nueva chambonada del gobierno y no una nueva normalidad (en una próxima columna escribiré sobre los ventiladores que se donarían desde China).

La nueva normalidad es otra cosa. Quizás, con todo lo que estamos viviendo, podamos sacar lecciones sobre el sistema económico y político que teníamos en Chile, y efectivamente, desarrollar un nueva normalidad que ya venía siendo cuestionada antes de la pandemia con el estallido social. Ante la excepcionalidad del estallido social y el Covid-19 no podemos querer volver a una pretendida normalidad que aparentemente nos daba seguridad pero, de hecho, no la teníamos.

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