Comparto con ustedes artículo publicado el 13 de mayo de 2017 en diarioconcepcion.cl
China, Latinoamérica y la Nueva Ruta de la Seda
Este fin de semana se realiza en China una cumbre de líderes en torno al proyecto estratégico Nueva Ruta de la Seda (One Belt, One Road). Chile estará presente junto a Argentina, siendo los únicos países latinoamericanos invitados a este evento.
En las últimas semanas, varios columnistas y autoridades han analizado este relevante tema para el desarrollo del país, explicando lo que es la Nueva Ruta de la Seda y las implicancias para América Latina en general y Chile en particular.
Principalmente, la Ruta de la Seda fue una ruta comercial que unía Europa y Asia (China en específico), atravesando el medio oriente, con el objetivo de vender sus sedas, especias y otros bienes, generando intercambio comercial entre estos diferentes mundos.
China quiere reimpulsar este proyecto de cooperación económica mediante la construcción de una gigantesca red de ferrocarriles, carreteras, ductos de diverso orden y, algo tan importante para esta época, las redes digitales. Así China logrará conectar nuevamente Asia con Europa, diversificando rutas y socios comerciales.
¿Cuál es la relación entre el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda y Latinoamérica, más precisamente con nuestro país o, incluso, con las regiones de Chile?
En el pasado, el comercio marítimo con Asia conectaba el territorio americano –bajo dominio del Imperio Español- con China a través de Manila y Nueva España, hoy Filipinas y México respectivamente. Recordemos que uno de los motivos por el cual el Reino de España se lanza a la aventura de explorar el mundo fue justamente para encontrar nuevas rutas comerciales con “las indias”.
La distancia, esta vez, no puede ser un impedimento para (re)descubrir las nuevas rutas comerciales. Latinoamérica, hoy independiente, tiene que establecer ese vínculo con Asia. Y Chile, en particular, debe ser el puente que articule ambos mundos. De ahí la trascendencia de esta cumbre.
Hoy las redes digitales, a través del proyecto de cable submarino de fibra óptica China-Chile, por ejemplo, surgen como el enlace entre territorios geográficamente muy distantes. Además, en el ámbito financiero, el profundizar el vínculo entre los bancos chinos y chilenos mediante el Acuerdo Swap y Clearing, o transacciones con la divisa china a través del China Construction Bank, van situando a Chile como la plataforma financiera para el yuan en Latinoamérica. Finalmente, en el comercio internacional, Chile puede actuar como país puente (a través de sus puertos marítimos o aéreos), vinculándolos a través de la construcción de corredores bioceánicos con otros países sudamericanos. Lo anterior, sin duda, pavimenta la nueva ruta de la seda de Asia con Latinoamérica, a través de Chile.
Sin embargo, no basta sólo con acercar los países entre sí, creando grandes acuerdos que funcionen como paraguas para la interacción entre ciertos actores económicos, sino además conectar los territorios y ampliar el abanico de partícipes vinculados con el gigante asiático, ya sea universidades, centros tecnológicos, de educación secundaria o primaria, centros culturales y de idiomas, instituciones públicas, entre otros. Acercar los territorios chinos y latinoamericanos a un nivel subnacional –ciudades, provincias o regiones- significa no sólo insertarse más a las cadenas globales de valor, sino además buscar distribuir los beneficios de ese valor agregado de manera algo más directa.
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